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Un visitante cósmico está de salida: el cometa 3I/Atlas se despide con un encuentro cercano

Un visitante muy especial, y que además viene de otro barrio cósmico, está a punto de hacernos una visita de despedida antes de emprender su viaje hacia lo desconocido. Hablamos del cometa interestelar 3I/Atlas, un auténtico trotamundos estelar que, antes de decirnos adiós para siempre en enero de 2026, nos regalará una oportunidad única para estudiarlo de cerca. Imaginen esto: un objeto que no nació en nuestra vecindad solar, con secretos que podrían reescribir lo que sabemos del cosmos, pasando a una distancia donde nuestros telescopios más potentes podrán mirarlo a los ojos.

¿Y qué hace a 3I/Atlas tan fascinante? Para empezar, es apenas el tercer objeto interestelar confirmado de su tipo, ¡pero la primera vez que la comunidad científica está lista con todos sus juguetitos tecnológicos para desmenuzarlo! Este cometa no se formó en el mismo disco protoplanetario que dio origen a la Tierra y al resto de nuestro sistema, por lo que su composición química es, digamos, diferente a todo lo que hemos visto. Contiene elementos volátiles que se subliman antes de lo esperado y su cola, como si fuera un camaleón cósmico, cambia de forma con la intensidad del Sol. Además, viene viajando desde el mismísimo centro de la Vía Láctea a una velocidad que nos deja con la boca abierta y, según algunos científicos, es incluso más viejo que nuestro propio Sol. Una verdadera joya para la ciencia que nos ayudará a descifrar los misterios de estos viajeros estelares.

El momento cumbre de esta visita será el 19 de diciembre de 2025, cuando 3I/Atlas alcance su punto más cercano a la Tierra. ¡Pero no se alarmen! Pasará a una distancia completamente segura: unos 267 millones de kilómetros. Para que se den una idea, eso es como casi 700 veces la distancia entre la Tierra y la Luna, o 1.8 veces la que nos separa del Sol. Este paso no provocará ningún efecto sobre nuestro planeta, así que pueden respirar tranquilos. Eso sí, y aquí viene la mala noticia para los observadores casuales, el cometa no será visible a simple vista. Aunque el telescopio Hubble ha estimado que su núcleo mide entre 300 metros y 6 kilómetros de diámetro, está simplemente demasiado lejos para que podamos apreciarlo sin ayuda. Sin embargo, los observatorios más avanzados del planeta estarán listos para capturar cada detalle, recopilar datos cruciales y alimentar a los científicos con la información que necesitan para responder grandes preguntas o, aún mejor, ¡para formular nuevas!

Este encuentro con 3I/Atlas es más que una simple curiosidad astronómica; es una oportunidad de oro. Su llegada coincide con el despliegue de telescopios y algoritmos de última generación que están transformando nuestra capacidad para escanear el cielo en busca de objetos, incluso los que vienen de otras estrellas. Lo que antes considerábamos una rareza, ahora se está revelando como un fenómeno más común de lo que pensábamos. Este cometa, con sus secretos milenarios, nos ayudará a entender mejor cómo se forman y viajan estos objetos interestelares naturales, abriéndonos una ventana a la diversidad del universo más allá de nuestro hogar. Así que, aunque no lo veamos a simple vista, la ciencia estará con los ojos bien abiertos, despidiendo a 3I/Atlas y desentrañando un poquito más los enigmas del cosmos.