Pocos filmes han marcado a tantas generaciones como Volver al Futuro. La obra maestra de Robert Zemeckis sigue siendo un referente cultural, y sus fans, unos verdaderos detectives cuando se trata de desentrañar cada uno de sus detalles y posibles inconsistencias temporales. Una de las discusiones más famosas que ha encendido las redes por décadas es, precisamente, sobre un elemento clave en la icónica escena del baile escolar: la guitarra que Marty McFly toca en 1955. ¡Y ahora, Michael J. Fox, el mismísimo Marty, ha dado su versión de los hechos y ha resuelto el misterio!
La escena es, sin duda, una de las más memorables de la película: Marty McFly en el escenario del baile “Encanto bajo el Océano”, transformándose en un rockstar desatado mientras interpreta “Johnny B. Goode” con una energía contagiosa. Esa actuación no solo sirve como inspiración para Marvin Berry, sino que también establece el momento exacto en que sus padres se enamoran, quedando grabada en la memoria colectiva de millones. Sin embargo, los fans más observadores y, en particular, los conocedores de guitarras, notaron un “pequeño” detalle que no cuadraba: la Gibson ES-345 que Marty empuña con maestría. ¿Cuál era el problema? Este modelo específico de guitarra no existía en 1955, el año en que se desarrolla esa crucial parte de la película. Gibson, de hecho, lanzó la ES-345 hasta 1958, creando una paradoja temporal que ha mantenido a muchos con la ceja levantada por más de cuarenta años.
Pues bien, después de tanto tiempo, Michael J. Fox ha decidido ponerle fin al misterio en su nueva autobiografía, Future Boy, que recién salió a la venta. Según Fox, no hubo una intención oculta, ni un “easter egg” escondido para los más ávidos cazadores de secretos cinematográficos. La elección de la guitarra fue simple: el equipo de arte buscaba un instrumento que evocara la imagen clásica y poderosa de Chuck Berry, quien solía empuñar guitarras de cuerpo robusto y a menudo de colores vibrantes. La Gibson ES-345, aunque anacrónica, cumplía ese propósito visual a la perfección, con su icónico cuerpo de color rojo vino. Fue una decisión puramente estética, un guiño visual que rendía homenaje al legendario músico, priorizando el impacto visual sobre la estricta precisión cronológica.
Pero, ¿a Fox le importó este desliz temporal que ha traído de cabeza a tantos fans? Para nada, según sus propias palabras. “Tanto la Gibson eléctrica de 1955 como la de 1958 son instrumentos raros y hermosos. Para mí, da igual cuál haya tocado”, explicó el actor. Siempre ha sido fan de las guitarras de la línea Gibson E, destacando que, a pesar de ser grandes e imponentes, eran de caja hueca y, por lo tanto, livianas. Esto las hacía perfectas para un “tío pequeño” como él, que podía hacerlas volar y sonar con facilidad en el escenario. Su perspectiva subraya cómo, a veces, la atmósfera, la facilidad de uso para el actor y el simbolismo tienen más peso que la estricta precisión histórica en el arte cinematográfico.
Volver al Futuro sigue siendo un tesoro cinematográfico que nos encanta revisitar, y esta anécdota de la guitarra solo demuestra lo mucho que nos sigue importando cada detalle de su universo. Es fascinante cómo una simple decisión de atrezzo puede generar décadas de debate y, finalmente, ser aclarada por el mismo protagonista. Nos recuerda que la magia del cine a menudo reside en esos pequeños detalles que nos hacen hablar, reír y debatir, y que a veces, un buen homenaje visual y la sensación correcta valen más que la precisión temporal. ¡Gracias, Marty, por esta revelación que seguro a muchos nos ha quitado la espinita!

