¿Se imaginan un mundo donde las enfermedades genéticas sean cosa del pasado? Suena a ciencia ficción, ¿verdad? Pues, aunque parezca mentira, la ciencia se acerca cada vez más a esta realidad. Hace unos años, el mundo se puso de cabeza con la noticia de que el científico chino He Jiankui había creado bebés con genes modificados, usando una técnica llamada CRISPR. ¡Un verdadero escándalo! La comunidad científica y los gobiernos le cayeron encima, y hasta terminó en la cárcel por “prácticas médicas ilegales”. Pero parece que la idea de editar nuestros genes no se ha ido del todo. Ahora, una nueva empresa en Nueva York, Manhattan Genomics, está volviendo a encender la chispa de este debate.
Esta empresa, liderada por Cathy Tie, una chava súper talentosa que dejó la universidad para emprender, tiene una misión que, de entrada, suena increíble: acabar con las enfermedades genéticas y aliviar el sufrimiento humano corrigiendo mutaciones dañinas desde la fase embrionaria. Imagínense, ¡eliminar males como la fibrosis quística o la enfermedad de Huntington antes de que nazcan! Para lograrlo, Manhattan Genomics ha reunido a un equipo de ensueño: médicos especialistas en fertilización in vitro, científicos de datos que han trabajado en proyectos tan ambiciosos como la “desextinción” de especies, y expertos en embriología. Cathy Tie dice que le encanta aceptar retos, y este, sin duda, es uno de los más grandes: hacer que la sociedad acepte la edición genética de embriones. Además, prometen total transparencia en su trabajo, algo que se agradece mucho en un campo tan delicado.
Ahora, hablemos de lo “cañón” del asunto: la ética. Por un lado, la idea es tentadora. Si eliminamos una mutación en un embrión, esa mutación ¡desaparecería de las generaciones futuras! Un legado de salud para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Pero, por otro lado, existen riesgos enormes. ¿Qué pasa si editamos el gen equivocado? Podríamos causar un cáncer o efectos no deseados que también se heredarían. Y aquí entra el fantasma de la eugenesia, la creación de “bebés de diseño” con rasgos seleccionados por los padres con dinero. Manhattan Genomics insiste en que su objetivo es curar enfermedades, no “mejorar” a la gente. Pero el debate sigue vivo y coleando. Las regulaciones en EE. UU. son estrictas y prohíben usar embriones modificados para iniciar embarazos, lo que significa que el camino es largo y lleno de obstáculos legales y morales. Incluso expertos como Kiran Musunuru señalan que en muchos casos de enfermedades hereditarias, el cribado embrionario (diagnóstico genético preimplantacional) ya ofrece una solución sin necesidad de edición, lo que pone en perspectiva la verdadera utilidad de esta tecnología en todos los escenarios.
Así que, ¿estamos ante el amanecer de una nueva era en la medicina o al borde de un precipicio ético? La verdad es que la tecnología de edición genética es una espada de doble filo: tiene el potencial de erradicar enfermedades devastadoras, pero también abre puertas a dilemas morales complejos que necesitamos abordar como sociedad. Las recomendaciones de expertos instan a la cautela y a un diálogo amplio antes de avanzar. Es un tema que nos invita a reflexionar profundamente sobre los límites de la ciencia y nuestra responsabilidad. Manhattan Genomics está lista para el desafío, pero el mundo, ¿está listo para ellos? Solo el tiempo lo dirá.

