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La revolución de la IA: ¿fantasmas digitales o cerebros artificiales?

An artificial intelligence illustration on the wall
Photo by Tara Winstead on Pexels

La inteligencia artificial (IA) ha generado un intenso debate alrededor de su verdadera naturaleza y potencial. Recientemente, Andrej Karpathy, cofundador de OpenAI y ex director de IA en Tesla, compartió su visión sobre el estado actual de la IA, una perspectiva que podría cambiar nuestra forma de entender estos avances tecnológicos. ¿Qué tan cerca estamos realmente de crear cerebros artificiales, o estamos simplemente construyendo lo que él describe como “fantasmas digitales”?

Desde el punto de vista de Karpathy, las comparaciones entre la IA y los cerebros biológicos pueden ser engañosas. Argumenta que los sistemas actuales son como “fantasmas” que imitan patrones humanos más que evolucionar como el cerebro de un animal. Con su experiencia en Tesla, Karpathy ha observado la diferencia significativa entre las demostraciones tecnológicas impresionantes y los productos funcionales que pueden ser utilizados con éxito en el mundo real. Sostiene que aunque los animales tienen instintos desarrollados a lo largo de millones de años, los modelos de lenguaje modernos carecen de esa capacidad innata, ya que se limitan a aprender textos de internet, sin un anclaje en experiencias físicas o conocimientos profundos.

Karpathy también critica el aprendizaje por refuerzo (RL) utilizado por muchos sistemas de IA actuales. Describe el RL actual como “terrible” porque premia secuencias completas de acciones en vez de recompensar los pasos individuales hacia un objetivo. Esto, según él, lleva al “colapso de entropía”, donde los modelos luchan por generar soluciones creativas para problemas nuevos e inesperados, lo que ha visto de cerca durante su tiempo en OpenAI con agentes que no pueden afrontar código complejo. Frente a esto, sugiere que la construcción de modelos de menor tamaño entrenados con datos de alta calidad podría ser una solución más efectiva, permitiendo que estos modelos busquen información de manera autónoma solo cuando realmente la necesiten, emulando así nuestra curiosidad humana.

En conclusión, aunque muchos predicen una explosión súbita de inteligencia artificial que cambiará el mundo, Karpathy indica que esta revolución podría estar desplegándose a un ritmo mucho más pausado. En lugar de una transformación abrupta, podemos esperar que la IA se integre gradualmente en nuestra economía, resultando en un crecimiento continuo pero no explosivo. La verdadera magia de la IA podría no ser una iluminación repentina, sino una evolución mesurada y constante que poco a poco transformará nuestras vidas.