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La generacion Z y sus desafíos con la puntualidad: un dilema laboral

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A través de estudios y redes sociales, un tema recurrente está capturando la atención del mundo laboral y es la gestión del tiempo por parte de la Generación Z. Este grupo, conocido por su frescura y lo innovador de sus ideas, está revolucionando no solo la forma en que se trabaja, sino también las normas establecidas, lo que genera tanto admiración como controversia.

Para muchos, la puntualidad es el pilar de la profesionalidad. Sin embargo, parece que llegar un poco tarde se ha vuelto común entre los jóvenes de la Generación Z. Esta actitud no solo impacta la percepción de puntualidad en reuniones, sino que también influye en el cumplimiento de plazos de entrega. Algunos ejecutivos y gerentes, notando este comportamiento, han expresado su frustración en plataformas como X (antes conocido como Twitter), generando debates sobre si se trata de un fallo generacional o de un proceso natural de aprendizaje en el entorno laboral.

La realidad es que las razones detrás de esta impuntualidad son complejas e incluyen factores desde la salud mental hasta el entorno económico. Un estudio de GoodShape indica que la misma Generación Z es más propensa a tomar días libres por motivos de salud mental en comparación con generaciones anteriores. Este fenómeno podría estar motivado por la experiencia de aislarse durante sus años escolares debido a la pandemia y las dificultades económicas presentes, como un mercado laboral poco estable y costos habitacionales muy elevados.

Con todo esto en mente, es crucial recalcar que, si bien estas conductas pueden representar un reto, también presentan una oportunidad de mentoría y crecimiento para los jóvenes trabajadores. Nick South, de Boston Consulting Group, nos recuerda que esta fase es parte del proceso de adaptación y aprendizaje en cualquier carrera joven. Con el tiempo, estos individuos pueden desarrollar una gestión de tiempo más eficiente, adaptándose mejor a las demandas laborales sin perder su capacidad innovadora. Así, en lugar de ver estos desafíos como una deficiencia, las organizaciones deben verlos como una oportunidad para reevaluar cómo apoyan a sus trabajadores jóvenes y cómo las expectativas pueden cambiar para mejor en el mundo laboral emergente.