Hace 34 años, el cineasta Neil Jordan nos sorprendió con una película que reinterpretó un cuento clásico como pocos se atrevieron a hacerlo. Basada en el legendario relato de ‘Caperucita Roja’, ‘En compañía de lobos’ no se limita a explorar el mito infantil de los hombres lobo, sino que se adentra en temas mucho más profundos y oscuros: la adolescencia, la curiosidad, y los peligros que acechan tras los deseos humanos.
Ambientada en un mundo donde el sueño y la realidad se entrelazan, la historia sigue a Rosaleen, interpretada por Sarah Patterson, mientras navega por los misterios de un bosque en el que las advertencias de su abuela, la recordada Angela Lansbury, cobran vida de maneras inesperadas. Jordan logra una atmósfera mágica e inquietante, utilizando elementos visualmente hipnóticos para contar una versión adulta del cuento que todos conocemos. Los relatos dentro de la historia principal amplían el universo simbólico del filme, explorando la conexión entre folclore y sexualidad.
El diseño de producción a cargo de Anton Furst y la fotografía envolvente de Bryan Loftus logran mezclar la niebla de los cuentos clásicos con la textura onírica característica del cine de los años ochenta. A pesar de contar con un presupuesto modesto, la película no solo impresiona por sus efectos visuales, como la mítica escena de transformación de hombre lobo, sino también por su carga simbólica. El viaje de Rosaleen convierte el miedo en sabiduría y el peligro en deseo, reflejando una crítica sobre el poder y la autonomía femenina.
‘En compañía de lobos’ no persigue los sustos fáciles, sino que busca calar hondo en nuestra sensibilidad. Con su lirismo y audacia, tantos años antes de que Hollywood popularizara la deconstrucción de los cuentos de hadas, esta obra se adelantó a su tiempo. Continuando como una joya del cine de los 80, es una opción perfecta para aquellos que buscan una experiencia de terror diferente, llena de simbolismo y elegancia. Disponible en plataformas como Prime Video, la película asegura deslizarse bajo la piel con su atmósfera única y perturbadora.

