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El cierre que revolucionó tu ropa: YKK renueva la cremallera después de 100 años

¿Alguna vez te has parado a pensar en ese pequeño compañero que une tus jeans, cierra tu chamarra o asegura tu mochila? Hablamos del humilde zipper, o cierre, un invento tan omnipresente en nuestra vida diaria que damos por sentado. Por más de un siglo, su diseño básico se ha mantenido prácticamente intacto: dos filas de dientes entrelazados, un deslizador y una cinta de tela. Es de esos prodigios de la ingeniería que usamos miles de millones de veces al día sin cuestionar. Pero, ¿qué pasaría si te dijera que este sistema centenario acaba de recibir una renovación épica? La empresa japonesa YKK, gigante que produce la mitad de los zippers del mundo, ha decidido que era hora de repensar este icónico mecanismo. Prepárate, porque lo que han logrado es una verdadera joya de la innovación.

Su nueva creación, el zipper AiryString, a primera vista parece uno más del montón. Sin embargo, no hay que ser un experto para notar que algo crucial le falta: ¡no tiene la tradicional cinta de tela! Esta ausencia es el corazón de la revolución. Sin las orillas tejidas que normalmente flanquean los dientes, el AiryString se transforma en un cierre más ligero, increíblemente elegante y, lo más importante, muchísimo más flexible. Es un rediseño sutil pero impactante, casi futurista en su simplicidad, que se integra de manera casi invisible en la prenda, como si fuera parte de ella. Makoto Nishizaki, vicepresidente de YKK, explica que la meta era resolver los problemas asociados a la costura tradicional de los zippers. La idea nació de una colaboración con JUKI Corporation, líderes en máquinas de coser industriales, buscando fusionar el cierre de forma más perfecta con los tejidos modernos.

YKK, una marca que probablemente ya usas sin saberlo (¡revisa el deslizador de tu chamarra!), es una compañía fundada en Japón en 1934 con ingresos que superaron los 6 mil millones de dólares en 2023. Su dominio se basa en un control de calidad extraordinario: fabrican sus propias máquinas, diseñan sus moldes e incluso crean su propio hilo. Esta autosuficiencia les permite innovar donde otros no pueden. Los materiales textiles han evolucionado a pasos agigantados: hoy tenemos nylons ligeros, tejidos elásticos y mezclas técnicas que casi parecen una segunda piel. En este contexto, el viejo zipper con sus orillas rígidas comenzaba a desentonar. Eliminar la cinta, aunque suena sencillo, trajo consigo enormes desafíos de ingeniería. Hubo que rediseñar los dientes, reescribir todo el proceso de manufactura y desarrollar maquinaria especial para fijar este nuevo tipo de cierre a las prendas. “La ausencia de la cinta planteó varios retos de producción”, comenta Nishizaki, destacando la necesidad de equipos completamente nuevos.

¿El resultado? Un sistema más ligero y adaptable que no solo mejora la experiencia de uso (piensa en un deslizamiento más suave y casi silencioso, como lo describen marcas como Earthletica), sino que también tiene un impacto ambiental positivo. AiryString reduce el uso de material y el consumo de agua en el teñido, disminuyendo así la huella de CO2. Marcas de alto rendimiento como The North Face y Descente Japan ya lo están adoptando en sus colecciones más técnicas. Aunque la adopción masiva tomará tiempo, ya que las fábricas necesitarán equipos de costura especializados, este es el tipo de innovación que se extiende rápidamente en una industria donde la eficiencia y la sustentabilidad son clave. Cuando le preguntan a Nishizaki sobre el futuro de los zippers, no habla de tejidos inteligentes o cierres con IA, sino que regresa al mantra de YKK: “Pequeñas piezas. Gran diferencia”. AiryString es la perfecta encarnación de este principio: una recalibración, no una reinvención llamativa. Una mejora que triunfa al restar, haciendo un mecanismo centenario más ligero, limpio y casi invisible.