Ciudad de México, noviembre 2016.- Diversos estudios apuntan que el acceso y uso de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) es fundamental para detonar el acceso a la información, mejorar la comunicación a distancia, impulsar la productividad y eficiencia en los procesos productivos, entre otros efectos transversales. El conjunto de estos beneficios induce a una aceleración en el crecimiento y desarrollo económicos. En razón de ello, toma relevancia garantizar el acceso a estas tecnologías.
En la región de Latinoamérica existe una marcada disparidad en la adopción de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), a partir de medir el acceso de los hogares a internet de banda ancha fija (BAF) entre los países. Estos contrastes no sólo son identificables entre países, sino también al interior de cada uno de ellos. En este sentido, cabe analizar los factores que fomentan o inhiben la adopción del servicio, con el fin de establecer mecanismos para reducir la brecha de conectividad, de acuerdo a un análisis de The Competitive Intelligence Unit, CIU.
Al cierre de 2015, la región alcanzó, en su conjunto, 69.3 millones de accesos a BAF, lo que se traduce en un promedio ponderado por tamaño de mercado de 42% de hogares que cuentan con el servicio. Los países de análisis son: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. De estos 17, tan sólo 6 superan ese nivel de adopción: Argentina con 49%, Brasil 43%, Chile 54%, Colombia 48%, México 48% y Uruguay 79%.
Centroamérica identifica un mayor rezago en el acceso a conectividad, al alcanzar tan sólo un coeficiente de adopción de 20% de los hogares. Destacan los casos de El Salvador (24%), Guatemala (17%), Nicaragua (16%) y Honduras (9%). Adicionalmente, resaltan otros en Sudamérica que tampoco han podido detonar la conectividad como es el caso de Paraguay (16%) y Bolivia (6%).
Hogares con Banda Ancha Fija en Latinoamérica, 2015
(Proporción por país, %)
Fuente: The Competitive Intelligence Unit
Esta disparidad entre países es atribuible a diversos factores, entre estos destaca el ingreso promedio de los habitantes de cada país, variable medida a través del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita. En la medida en que el nivel de ingreso es mayor en los hogares, estos pueden dedicar su ingreso al consumo de más bienes y servicios, incluido el de banda ancha fija. Es por ello que el PIB per cápita se relaciona positivamente con la adopción del servicio.
En otras palabras, una mayor capacidad adquisitiva permite a las personas hacerse del servicio de internet en mayor magnitud. Por ejemplo, Uruguay y Chile son dos de los países de la región con mayor PIB per cápita y, de igual forma, son aquellos en los que existe mayor adopción de la BAF.
Banda Ancha Fija – PIB per cápita, 2015
Fuente: The Competitive Intelligence Unit con información del Banco Mundial
Por otro lado, la adopción en hogares se asocia a la distribución de la población por rangos de edad. Países con una mayor proporción de la población entre 45 y 64 años de edad se correlacionen positivamente con mayores coeficientes de penetración del servicio. En este intervalo de años existe una cantidad significativa de personas económicamente activas. Las personas de este segmento se caracterizan por alcanzar una madurez profesional y percibir mayores ingresos frente a otros intervalos de edad, condiciones que favorecen la contratación del servicio.
La proporción de personas entre 45 y 64 años en la región oscila entre 10 y 25 por ciento. Países con baja adopción como Guatemala, Honduras y Bolivia alcanzan un coeficiente de 11%, 13% y 14%, respectivamente, de la población en el intervalo referido. Es decir, se encuentran en la vecindad del límite inferior regional. En contraste, Uruguay, Chile y Colombia alcanzan niveles de 22%, 24% y 21%, alrededor del límite superior, y se posicionan en los primeros lugares en la adquisición de BAF en hogares.
Por otra parte, existe evidencia que sustenta que aquellos países en los que se identifica una estructura de mercado más concentrada, con un menor número de operadores competidores y / o con un operador con una elevada participación de mercado, tienden a presentar características que inhiben el consumo y acceso a la banda ancha fija. Tales como: altos precios, baja calidad, limitados incentivos a la inversión en infraestructura de telecomunicaciones y consecuentemente a alcanzar una cobertura óptima.
En este sentido, la concentración en el mercado, medida a través del Índice de Herfindahl Hirschman (IHH) que va de 0 a 1 donde 1 es el nivel máximo de concentración, se relaciona negativamente con la adopción de la BAF en los hogares de la región. Esta correspondencia se cumple únicamente para mercados en los que un operador estatal no es el operador principal o no tiene ventajas significativas frente a sus competidores.
Por ejemplo, mercados como el chileno o el brasileño se caracterizan por ser los menos concentrados, circunstancia que coincide con que son aquellos con mayores niveles de penetración. Contrariamente, en Guatemala y Perú la oferta de banda ancha fija es provista, en su mayoría, por un solo operador, hecho que se corresponde con bajos niveles de adopción.
México aún se encuentra en un nivel medio en el comparativo entre países, a pesar del avance y esfuerzos en el desarrollo de infraestructura, de las mejoras en cobertura, calidad y precios finales. Debido a que el principal operador (Telmex) alcanza una participación de mercado de 60%, aunado a la aplicación ineficaz e ineficiente del marco regulatorio, se reducen los incentivos a la provisión del servicio en condiciones óptimas y consecuentemente, limita su adquisición.
Banda Ancha Fija – Concentración de Mercado, 2015
Fuente: The Competitive Intelligence Unit
A partir de todo lo anterior, se infiere que la adopción de banda ancha fija es un servicio susceptible a diversos factores tales como: el nivel de ingreso de la población, la cobertura, precio y calidad del servicio, la configuración competitiva del mercado, la distribución poblacional por edad, el nivel de habilidades digitales de la población, la regulación para la gestación de condiciones eficientes para la provisión de los servicios, el desarrollo de política pública y agendas digitales para la conectividad, entre otros. Por ende, las diferencias y deficiencias en estos factores provocan a su vez una acentuada disparidad en el acceso al servicio de banda ancha fija entre los hogares de los países que integran la región de Latinoamérica.