;

China construye el primer centro de datos submarino del mundo alimentado por energía eólica

Close up photo of mining rig
Photo by panumas nikhomkhai on Pexels

Imagina un centro de datos que no solo procesa información a velocidades increíbles, sino que lo hace bajo el mar, utilizando la fuerza del viento para funcionar y el agua del océano para mantenerse fresco. Esto ya no es ciencia ficción: China acaba de completar la primera fase de lo que promete ser el primer centro de datos submarino del mundo alimentado completamente por energía eólica. Ubicado en el Área Especial de Lin-gang en Shanghai, este proyecto representa un paso revolucionario hacia soluciones más sostenibles para la creciente demanda energética de nuestra infraestructura digital.

El proyecto, que requirió una inversión de 1,600 millones de yuanes (aproximadamente 226 millones de dólares) para esta primera fase, tiene una capacidad de potencia total de 24 megavatios. Lo que realmente hace especial a este centro de datos es cómo aborda uno de los mayores problemas de los centros tradicionales: el consumo energético para refrigeración. En un centro de datos convencional, los sistemas de aire acondicionado pueden representar entre el 40% y 50% del consumo total. Sin embargo, este centro submarino utiliza el agua de mar como sistema de refrigeración natural, reduciendo la energía destinada a enfriamiento a menos del 10%. Esta eficiencia se refleja en su PUE (Power Usage Effectiveness), la métrica estándar de la industria, que está diseñado para no superar 1.15, muy por debajo del 1.25 que exige la política gubernamental china para nuevos centros de datos.

Además de la innovación en refrigeración, el proyecto utiliza más del 95% de electricidad verde proveniente de turbinas eólicas marinas. Los diseñadores estiman que reduce el consumo de energía en un 22.8%, elimina completamente el uso de agua dulce para refrigeración y reduce el uso de suelo en más del 90%, un factor crucial en una metrópoli densamente poblada como Shanghai. Este no es un experimento aislado, sino parte de una estrategia más amplia donde Shanghai aspira a convertirse en un centro global de innovación científica y tecnológica, con el objetivo de hacer crecer su industria de computación en la nube a más de 200 mil millones de yuanes para 2027.

Lo más emocionante es que esta primera fase de 24 MW es solo el comienzo. Los principales contratistas ya firmaron un nuevo acuerdo de cooperación para lanzar un proyecto a una escala mucho mayor: 500 megavatios. Sin embargo, como advierten los expertos, la transición de proyectos de demostración a aplicaciones a gran escala presenta desafíos significativos que requieren avances en madurez tecnológica y optimización de costos. Este centro de datos submarino no solo representa una solución ingeniosa para el consumo energético, sino que marca el camino hacia un futuro donde la tecnología y la sostenibilidad pueden coexistir en armonía, demostrando que las soluciones más innovadoras a veces se encuentran en los lugares más inesperados: en este caso, bajo el mar.