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Planetas vagabundos: ¿creando sus propios sistemas?

blue and gray moon during nighttime
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En las profundidades del cosmos, donde las estrellas apenas brillan, existen mundos solitarios que vagan sin rumbo. Son los planetas vagabundos, cuerpos masivos que superan varias veces el tamaño de Júpiter y que, hasta hace poco, se consideraban errantes solitarios. Pero nuevas investigaciones están revolucionando nuestra comprensión de estos misteriosos objetos.

Un reciente estudio, publicado en The Astronomical Journal, ha analizado ocho planetas vagabundos utilizando el telescopio espacial James Webb (JWST). Los datos revelaron algo sorprendente: seis de estos gigantes gaseosos poseen discos densos de polvo caliente a su alrededor. Esto sugiere un proceso de formación planetaria similar al que ocurre alrededor de estrellas, donde el polvo y el gas colapsan para formar planetas más pequeños. El equipo de astrónomos, liderado por Belinda Diaman, cree que estos discos podrían estar dando lugar a la formación de cuerpos rocosos, planetesimales, orbitando estos planetas errantes. Aunque aún no se ha observado directamente la presencia de estos planetesimales, los indicios apuntan hacia esta emocionante posibilidad. La presencia de silicatos en las nubes de polvo refuerza la teoría, indicando procesos de crecimiento y cristalización de granos similares a los observados en estrellas y enanas marrones.

¿De dónde provienen estos gigantescos planetas solitarios? Existen dos teorías principales. La primera sugiere que son astros que no acumularon suficiente masa para iniciar la fusión nuclear, quedando como un cuerpo similar a Júpiter. La segunda teoría propone que son planetas expulsados de sus sistemas estelares debido a eventos gravitacionales extremos. Ambas hipótesis podrían ser ciertas, y la formación de sistemas planetarios alrededor de estos objetos podría ser un proceso común en el universo.

El descubrimiento de la posible formación de sistemas planetarios alrededor de planetas vagabundos nos desafía a repensar nuestra comprensión de la formación planetaria. Si se confirma la presencia de planetesimales orbitando estos gigantes gaseosos, tendríamos que reevaluar la definición misma de “planeta”. El universo, una vez más, nos muestra su inmensa capacidad para la sorpresa y su complejidad ilimitada. La búsqueda continúa, y el misterio de estos mundos errantes promete seguir fascinando a los científicos por mucho tiempo.