Imagina relajarte después de un día largo, sumergiéndote en agua caliente o disfrutando del calor seco de un sauna. Ambos métodos han sido populares por años para aliviar el estrés y relajar los músculos, pero ¿sabías que uno podría ofrecer más beneficios para tu salud? Un estudio reciente de la Universidad de Oregón revela que los baños en agua caliente no solo son reconfortantes, sino que también podrían ser más efectivos que los saunas para mejorar tu sistema cardiovascular e inmunitario. En este artículo, exploraremos los hallazgos de esta investigación y te contamos por qué sumergirte en agua caliente podría ser tu nueva rutina de bienestar.
La investigación, dirigida por Jessica Atencio, estudiante de doctorado en fisiología humana, comparó tres métodos comunes: baños en agua caliente a 40.5°C durante 45 minutos, saunas secos tradicionales a 80°C con intervalos de descanso, y saunas de infrarrojos lejanos. Los resultados mostraron que los baños en agua caliente aumentaron la temperatura corporal profunda en un promedio de 1.1°C, mientras que los saunas secos solo lo hicieron en 0.4°C. Esto se debe a que el agua tiene una conductividad térmica 24 veces mayor que el aire, lo que permite una transferencia de calor más eficiente al cuerpo. Además, en el agua, el mecanismo de enfriamiento a través de la transpiración no funciona, lo que contribuye a un calentamiento más rápido y sostenido.
Los beneficios no se detienen ahí. Los baños en agua caliente también tuvieron un impacto significativo en el sistema cardiovascular, aumentando el gasto cardíaco en 3.7 litros por minuto y la frecuencia cardíaca en 39 pulsaciones por minuto. Esto se atribuye a la dilatación de los vasos sanguíneos, que mejora el flujo sanguíneo y podría fortalecer la salud vascular a largo plazo. En cuanto al sistema inmunitario, solo los baños en agua caliente provocaron un aumento en la citoquina inflamatoria interleucina-6 (IL-6), similar a lo que ocurre durante el ejercicio. Este efecto antiinflamatorio, junto con el aumento de células asesinas naturales y células T citotóxicas, sugiere que sumergirse en agua caliente podría ayudar a combatir infecciones y reducir la inflamación crónica.
Aunque el estudio se centró en adultos jóvenes y sanos, los investigadores, como el profesor Christopher Minson, destacan que estos métodos pueden ser una alternativa atractiva para quienes no pueden o no disfrutan del ejercicio. Los baños en agua caliente no solo ofrecen beneficios físicos, sino también un efecto calmante que puede mejorar la salud mental. Así que, la próxima vez que busques relajarte, considera que un baño caliente podría ser más que un momento de paz: podría ser un impulso para tu bienestar integral. Recuerda, siempre consulta con un profesional de la salud antes de iniciar nuevas rutinas, especialmente si tienes condiciones médicas preexistentes.

