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¡Sorpresa! EE. UU. quiere invertir en Intel (y Bernie Sanders lo apoya)

En un giro inesperado que ha dejado a más de uno con la boca abierta, la administración Trump ha confirmado que Estados Unidos busca adquirir una participación del 10% en Intel. Y lo que es aún más sorprendente, el senador Bernie Sanders, conocido por sus posturas progresistas, ha expresado su apoyo a esta peculiar iniciativa. ¿Qué está pasando aquí? ¡Acompáñenme a desentrañar este misterio!

Resulta que este plan, según el Secretario de Comercio Howard Lutnick, está estrechamente vinculado a la Ley CHIPS. La idea es que el gobierno estadounidense, antes de otorgar las jugosas subvenciones de esta ley, se asegurará una participación accionaria (sin derecho a voto, eso sí) en Intel, y probablemente en otras compañías fabricantes de chips. ¿El objetivo? Obtener un rendimiento de la inversión pública en estas empresas. Lutnick lo ha presentado como una idea innovadora, una estrategia nunca antes vista para proteger la seguridad nacional y económica del país. Sanders, por su parte, ha argumentado que, si las empresas de microchips obtienen ganancias gracias a estas generosas ayudas gubernamentales, los contribuyentes estadounidenses tienen derecho a una parte de esas ganancias. Aunque Lutnick ha tomado la iniciativa, se dice que al presidente Trump le gusta la idea. De hecho, algunos informantes, bajo condición de anonimato, han comentado que Lutnick ha sido el principal impulsor de este plan.

Por el momento, Intel ha mostrado disposición a negociar. Sin embargo, otras empresas beneficiarias de la Ley CHIPS, como TSMC, Samsung y Micron, aún no han emitido una declaración. La situación se vuelve interesante, ya que podrían enfrentarse a la posibilidad de que les retiren las subvenciones si no llegan a un acuerdo. El Ministerio de Economía de Taiwán ya ha anunciado que se reunirá con TSMC para analizar la situación, aunque por el momento, admiten que les cuesta comprender del todo las implicaciones de las declaraciones de Lutnick. Una de las aclaraciones más importantes es que esta participación accionaria no dará al gobierno estadounidense derecho a voto ni control sobre estas empresas, lo que disipa los temores de que EE.UU. intente controlar a los fabricantes de chips más importantes del mundo. El tiempo dirá cómo se desarrollará esta estrategia, pero el panorama es, sin duda, fascinante.

En resumen, esta jugada arriesgada, pero inteligente, pone de manifiesto la creciente importancia de la industria de los semiconductores y la determinación de Estados Unidos por asegurar su liderazgo en este sector clave. El hecho de que incluso figuras políticas con ideologías tan diferentes como Trump y Sanders estén de acuerdo en este punto, nos habla de la trascendencia de la cuestión. Seguiremos muy de cerca el desarrollo de esta historia, llena de giros inesperados y con un futuro incierto, pero con un potencial enorme para impactar la economía global.