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Mitos sobre las terapias hormonales en mujeres

A principios del año 2000, las Terapias de Reemplazo Hormonal (TRH) fueron vinculadas sin ningún sustento, como factores de riesgo con el desarrollo de cáncer de mama, lo que implicó una disminución en la prescripción de éstas y un impacto negativo en la calidad de vida de las mujeres”, declaró la Dra. Miriam Negrin, Ginecobstetra y Secretaria de la Asociación Mexicana para el Estudio de Climaterio (AMEC). 
Según datos de la Secretaría de Salud (SSa), en nuestro país se estima que 13 millones[1] de mujeres ingresarán al climaterio y la menopausia. Por lo que es fundamental revertir la percepción negativa respecto a las TRH y ofrecer a las pacientes, los tratamientos de primera línea para fomentar su salud y garantizar su calidad de vida.
“Actualmente existen estudios que demuestran que las TRH mejoran la calidad de vida de las mujeres durante la menopausia. Este tipo de tratamientos disminuyen de manera considerable los malestares propios de la etapa, sin causar daño alguno a la salud de las mujeres” recalcó la Dra. Negrin.
Entre los principales estudios destacan los de la North American Menopause Society (NAMS) quien fijo su postura en 2012 respecto a las TRH. Entre los aspectos relevantes destacan que estas terapias son el tratamiento más efectivo para combatir los síntomas de atrofia vulvar y vaginal, y sirven para la prevención de pérdida ósea en pacientes al inicio de su menopausia y de la osteoporosis en mujeres con riesgo elevado de fractura[2].
En este mismo sentido, la International Menopause Society (IMS) en su posicionamiento del 2011 también apoya el uso de las TRH, y recomienda que la duración de la terapia debe ser a criterio de la mujer bien informada y de su médico, dependiendo de las metas específicas y los beneficios y riesgos en curso. Además menciona que las TRH tienen el potencial de mejorar el perfil de riesgo cardiovascular en las mujeres a través de sus efectos benéficos sobre la función vascular, niveles de colesterol, metabolismo de la glucosa y presión arterial[3].
La menopausia constituye un evento único en la vida de las mujeres y corresponde a la última menstruación. La disminución de la función ovárica marca la transición entre la etapa reproductiva a la no reproductiva. En promedio, en las mujeres mexicanas, la menopausia ocurre a los 49 años de edad y es precedida por un período de duración variable durante el cual se pueden presentar síntomas característicos.
 

  • Climaterio: Proceso de envejecimiento durante el cual una mujer pasa de la etapa reproductiva a la no reproductiva. Cuando hay síntomas se utiliza el término “síndrome climatérico”
  • Menopausia: Es el cese permanente de la menstruación, se diagnostica tras 12 meses consecutivos de amenorrea sin que exista ninguna otra causa patológica y es resultado de la pérdida de la actividad folicular ovárica y ocurre aproximadamente a los 49 años en la mujer mexicana.
  • Síndrome climatérico: conjunto de síntomas y signos que anteceden y siguen a la menopausia, como consecuencia de la declinación o cese de la función ovárica. (coloquialmente conocido como Menopausia)[4].

Con la disminución de hormonas, aparecen síntomas como sofocos, sudoraciones, fatiga, irritabilidad, insomnio o nerviosismo; que perfectamente se pueden controlar con TRH.
El síndrome climatérico se hace presente en las mujeres de diversas formas y signos.
 

Síntomas Vasomotores
 
  • ·         Oleadas de Calor
  • ·         Sudoración Nocturna
Alteraciones Psicológicas
  • ·         Depresión
  • ·         Ansiedad/Nerviosismo
  • ·         Cambios de Humor
  • ·         Irritabilidad
  • ·         Insomnio
  • ·         Pérdida de la memoria
  • ·         Dificultad para concentrarse
Alteraciones Uro-genitales
 
  • ·         Atrofia vulvovaginal
  • ·         Resequedad vaginal
  • ·         Dispareunia
  • ·         Prurito vulvar
  • ·         Incontinencia Urinaria
  • ·         Polaquiuria
  • ·         Disfunción Sexual
  • ·         Palpitaciones
  • ·         Fatiga
  • ·         Cefalea
Inespecíficos
  • ·         Disminución de la Libido
  • ·         Artralgias
  • ·         Ganancia de Peso
  • ·         Parestesias
  • ·         Vértigo

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Entre los principales objetivos de las TRH se encuentran la reducción de los síntomas vasomotores, conocidos comúnmente como “bochornos”; la prevención de la atrofia genital; mejorar la función sexual de las pacientes, así como beneficios urinarios,  cardiovasculares y de tipo óseo.
El considerar una terapia hormonal debe ser parte de una estrategia integral para el tratamiento de la paciente, donde puedan modificar sus hábitos cotidianos para garantizar su calidad de vida, entre los principales se encuentran: eliminar el tabaquismo; limitar el consumo de grasas y colesterol; mantener un adecuado equilibrio calórico; consumir una dieta con base en granos enteros, frutas, verduras y agua; garantizar un consumo adecuado de vitaminas y minerales, especialmente calcio y tener actividad física regular.
 

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