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La esperanza climática en tiempos de inteligencia artificial

En un rincón al sur de la Ciudad de México, Pablo Montaño, politólogo y activista climático, comparte su visión sobre cómo enfrentar la crisis climática con esperanza. En su libro ‘El libro de la esperanza climática’, aboga por la acción colectiva como el camino hacia un futuro más sostenible y justo. Según Montaño, la esperanza es un músculo que se ejercita a través de actos de resistencia, ya sean pequeños como un mural o significativos como cambiar el sistema económico global.

Montaño no vacila en vincular el capitalismo, el patriarcado y el colonialismo con la actual crisis climática. Para él, estos sistemas de explotación comparten una lógica de extracción que perjudica tanto a las personas como a los ecosistemas. La solución, dice, no reside en esperar a ser salvados, sino en intervenir activamente en el mundo, desobedeciendo las reglas impuestas y buscando nuevas formas de organización social que prioricen el bienestar de la gente y del planeta.

Por otro lado, Montaño ve en la inteligencia artificial un acelerador del capitalismo que, si no se regula, puede agudizar aún más los problemas existentes. La IA no debe ser un instrumento de colonización, sino una herramienta accesible al servicio de las comunidades para fortalecer sus conocimientos y promover la resistencia. La clave está en desarrollar tecnologías que sostengan la colaboración y la organización social, llevando la esperanza a cada rincón del mundo.

Al reflexionar sobre el rol que pueden jugar los profesionales en tecnología, desde ingenieros hasta programadores, Montaño les invita a poner su talento al servicio del cambio positivo. Diseñar plataformas digitales que favorezcan la colaboración segura entre activistas y fomentar espacios donde la imaginación política pueda florecer son pasos esenciales hacia un porvenir más justo.

En conclusión, Pablo Montaño nos recuerda que, aunque la situación actual parece sombría, siempre hay espacio para la acción y la esperanza. La transformación requiere que cada uno de nosotros contribuya desde su trinchera, construyendo un mundo donde la economía y la tecnología sean aliadas de la sostenibilidad y justicia climática.