¿Alguna vez has considerado que tus dispositivos inteligentes en casa podrían ser un punto débil en tu seguridad? Con la creciente adopción de tecnología domótica, como cámaras con reconocimiento facial y alarmas conectadas a tu teléfono, la protección de tu hogar parece cosa de ciencia ficción. Sin embargo, cuando estos dispositivos no se configuran correctamente, pueden convertirse en una puerta abierta para los ciberdelincuentes.
Imagina disfrutar de tus vacaciones con la tranquilidad de dejar tus pertenencias al cuidado de cámaras y alarmas inteligentes. Pero si pasan por alto detalles cruciales de configuración, como la actualización de software o el cambio de contraseñas predeterminadas, lo único que están protegiendo es la oportunidad para que alguien más explore tus espacios desde la comodidad de su computadora. Según expertos, cada dispositivo conectado puede ser una bendición o una desventaja, dependiendo de cómo se maneje.
El mercado de los hogares inteligentes está en pleno auge. Se estima que el valor de este sector en 2023 alcanzó los 3.260 millones de dólares y se proyecta un crecimiento anual del 22% para 2030. No obstante, este crecimiento también ha llamado la atención de los ciberdelincuentes. Datos del Instituto Nacional de Ciberseguridad indican que en 2024 se gestionaron más de 97.000 incidentes relacionados con la seguridad digital, donde muchos intentos de acceso fueron dirigidos a hogares con dispositivos IoT.
Si bien los robo físicos son una preocupación, no debemos subestimar el alcance del espionaje digital. Visualiza por un momento a un extraño accediendo a tus cámaras para monitorear tus movimientos diarios. Afortunadamente, proteger tu red y tus dispositivos es una tarea factible. Los especialistas recomiendan reforzar la seguridad en diversos niveles, asegurándose de cambiar contraseñas regularmente, mantener el software actualizado y utilizar redes seguras.
Hoy más que nunca es vital que, como usuarios, aprendamos a gestionar nuestras tecnologías de manera responsable para evitar ser vulnerables. La seguridad de nuestro hogar va más allá de cerrar con llave. Se trata también de hacer un uso consciente y cuidadoso de las herramientas tecnológicas que, aunque prometen seguridad, requieren de nuestro compromiso para cumplir esa promesa.