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Jumko Ogata: cómo la inteligencia artificial perpetúa el racismo y qué podemos hacer al respecto

En un mundo cada vez más digitalizado, Jumko Ogata Aguilar, autora del reciente libro ‘¡Quiero ser antirracista!: un manual práctico’, nos alerta sobre un fenómeno preocupante: la inteligencia artificial no solo replica los sesgos racistas existentes en nuestra sociedad, sino que los amplifica a escala global. Esta escritora mexicana, originaria de Xalapa, ha dedicado su trabajo a traducir conceptos académicos complejos como ‘racialización’ y ‘blanquitud’ en herramientas accesibles para identificar y combatir el racismo en nuestra vida cotidiana. Su perspectiva resulta especialmente relevante cuando analizamos cómo la tecnología, lejos de ser neutral, está reproduciendo y automatizando discriminaciones históricas.

Ogata señala dos dimensiones críticas donde la IA perpetúa el racismo. Por un lado, en su infraestructura física: ‘Muchos centros de datos están en lugares como Georgia, contaminando el aire y agua de comunidades de mayoría negra. No creo que sea aleatorio’, afirma la autora. Esta distribución geográfica de la contaminación tecnológica refleja patrones históricos de injusticia ambiental que afectan desproporcionadamente a comunidades racializadas. Por otro lado, los algoritmos mismos codifican prejuicios al decidir desde quién obtiene un crédito bancario hasta qué rostro es considerado ‘profesional’. Estos ‘errores’ sistémicos se convierten en líneas de código que normalizan la discriminación a una velocidad y escala sin precedentes.

La solución, según Ogata, requiere un enfoque múltiple que combine auditorías rigurosas, regulación estatal efectiva y una descentralización del conocimiento. ‘Creer ciegamente en la ciencia es muy peligroso porque el racismo científico impulsó ideas discriminatorias desde la ciencia para justificar sesgos’, advierte. Propone mirar hacia movimientos como la Revolución Haitiana en lugar de centrarnos exclusivamente en narrativas europeas, y aprender de pensadoras como bell hooks, Audre Lorde y autoras brasileñas contemporáneas. El primer paso práctico para cualquier persona, sugiere, es ‘estar dispuestos a habitar la incomodidad’ cuando reconocemos nuestros propios prejuicios, usando esa incomodidad como punto de partida para el aprendizaje genuino.

El mensaje de Ogata nos invita a repensar no solo cómo diseñamos la tecnología, sino también cómo educamos a las futuras generaciones y cómo construimos comunidades más conscientes. En un mundo donde la IA moldeará cada vez más nuestras realidades, su llamado a la acción resulta urgente: necesitamos auditar los sistemas que nos gobiernan, diversificar las fuentes de conocimiento y, sobre todo, mantener viva la esperanza de que otro futuro digital es posible, uno donde la tecnología sirva para liberar en lugar de oprimir.