Imagina dedicar más de una década de tu vida a construir una comunidad en YouTube, acumular más de 13 millones de seguidores y, de repente, enfrentar la posibilidad de perderlo todo por reclamos de copyright que no son legítimos. Esta es la realidad que están viviendo varios creadores de contenido musical en la plataforma, quienes se encuentran atrapados en un sistema que parece favorecer a los reclamantes sobre los creadores originales. La situación ha generado preocupación en la comunidad de youtubers, especialmente entre aquellos que se especializan en contenido educativo y de divulgación musical.
Davie504, un músico italiano conocido por su virtuosismo con el bajo eléctrico y su humor característico, recientemente compartió su experiencia con lo que él llama ‘strikes falsos’. Con más de 13.4 millones de suscriptores, Davie explicó cómo recibió tres strikes por reclamos de copyright que disputó pero que YouTube rechazó. El reclamante era una supuesta discográfica que, según el creador, ‘aparentemente posee toda la música del universo’. Lo más preocupante es que recibir tres strikes en YouTube significa la eliminación inmediata del canal, borrando más de diez años de trabajo y contenido. El sistema Content ID de YouTube, diseñado para proteger a los autores, en la práctica se ha convertido en un arma que puede ser utilizada de manera abusiva.
La situación de Davie504 no es aislada. Rick Beato, productor y divulgador musical con más de 4 millones de suscriptores, reportó que Universal Music Group (UMG) había iniciado una avalancha de reclamos contra su canal. Beato mencionó haber enfrentado más de 4,000 reclamaciones en nueve años, incluso contratando a un abogado a tiempo completo para disputarlas. ‘Nunca hemos perdido una sola disputa. Pero siguen llegando. Es una locura’, expresó el creador. Otro caso similar es el del canal Professor of Rock, cuyo creador relató entre lágrimas cómo sus videos son constantemente bloqueados o desmonetizados, incluso cuando utiliza apenas unos segundos de audio con fines educativos.
El verdadero problema radica en que el uso legítimo (fair use) permite emplear fragmentos de obras protegidas sin permiso cuando es con fines educativos, críticos o de comentario. Sin embargo, los algoritmos de Content ID no distinguen contexto ni intención, detectando simplemente coincidencias de audio y bloqueando contenido inmediatamente. Lo irónico es que, como señalan los creadores afectados, su labor no compite con los artistas sino que los promociona. ‘Miles de jóvenes descubren canciones clásicas gracias a nuestros videos. Es publicidad gratuita para los músicos’, explicó Professor of Rock. Mientras YouTube prioriza la seguridad jurídica ante los grandes sellos discográficos, la libertad creativa y educativa de los divulgadores musicales queda en riesgo, mostrando las fallas de un sistema automatizado que necesita urgentemente mejoras para proteger a los creadores que cumplen con las normas.