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El Principito del SNAC

Columnista El Universal, ContraRéplica, Director de tecnoempresa.mx

No lo conozco personalmente, pero ya lo ubico. Pareciera que hablamos de una serie televisiva de los 90 pero no, es sobre un líder sindical. Le dicen El Principito, aunque el cuento que protagoniza no tiene nada de infantil.

Se llama Alejandro Martínez Araiza y encabeza el Sindicato Nacional Alimenticio y del Comercio, Similares y Conexos de la República Mexicana (SNAC), un organismo que agrupa a trabajadores de empresas como Pepsico, Sabritas, Moldex, Hershey’s, Alpura, Barcel, Comex, Monte Xanic, Pastelería Ideal y La Moderna.

Para mí era un perfecto desconocido. Pero en las últimas semanas leí mucho su nombre y algo me llamó poderosamente la atención: la clara estrategia de limpiar su huella digital.

Sus notas positivas que circulan en internet parecen branded content. Da la impresión de ser la reencarnación de César Chávez, Vicente Lombardo y Valentín Campa juntos. Pero en paralelo, también circulan acusaciones y denuncias que lo retratan más como un aprendiz de inversionista que desapareció el dinero de sus representados.

Según los testimonios de los propios trabajadores, el líder del SNAC “invirtió” 13.6 millones de pesos del patrimonio sindical con una ONG que presuntamente apoya a los trabajadores. Solo pudo recuperar 3 y siguen desaparecidos 10 millones de pesos. Unos dicen que lo estafaron. Otros, que se dejó llevar por la ambición. Pero lo que es seguro es que no hay rendición de cuentas ni transparencia.

De hecho, los trabajadores acusan opacidad en el manejo de más de 500 millones de pesos provenientes de las cuotas sindicales. Y mientras ellos esperan explicaciones, su líder gasta en rentas de lujo como los 4.7 millones de pesos anuales que paga por oficinas en la Torre Omega de Polanco. ¿Consultó con la base sindical? Claro que no. Pero eso sí, la planilla para reelegirse la presentó solito, sin competencia, en una asamblea organizada como buffet privado el 14 y 15 de abril.

Así El Principito logró otra toma de nota (el documento oficial para validar su reelección) y se aseguró otros seis años en el trono sindical. Herencia familiar, dicen algunos. Su papá y su abuelo también lideraron este sindicato como si se tratara de una franquicia. La única diferencia es que ahora el cuento incluye departamentos caros, comidas elegantes y guardaespaldas.

El Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral ya le solicitó un informe detallado sobre los recursos del SNAC. Se lo pidieron en mayo y hasta hoy, nada. Más de dos meses de retraso y ni una hoja. Un motivo claro para su destitución.

Pero eso sí, el gasto mensual del sindicato en viáticos, comida, seguridad y comité llega hasta los 7.5 millones de pesos. Una dieta de rey, financiada con el bolsillo de los trabajadores.

Es así como, entre cuentas sin aclarar, elecciones a modo y gastos sin freno, lo que menos aparece en estes cuento de El Principito, es el trabajo sindical.

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