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El enigma de las fotos serias en el siglo XIX: una mirada al pasado

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Photo by Suzy Hazelwood on Pexels.com

En la era digital actual, sonreír para una selfie es casi automático. Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué nuestros ancestros del siglo XIX aparecen tan serios en sus retratos fotográficos? Aunque hoy en día una fotografía seria podría interpretarse como algo inusual o incluso preocupante, en aquella época no era así.

La razón principal detrás de las caras serias en las fotos de antaño tiene mucho que ver con la tecnología de las cámaras de aquellas épocas. Durante los primeros años de la fotografía, entre 1840 y 1880 aproximadamente, las cámaras requerían un tiempo de exposición prolongado. Esto significaba que los sujetos debían permanecer completamente inmóviles durante varios segundos, y en algunos casos, varios minutos. Imagina intentar mantener una sonrisa natural durante todo ese tiempo; lo más probable es que se transformara en una mueca incómoda. Así, la gente optaba por un gesto relajado y neutro, que aseguraba un retrato nítido y claro.

Sin embargo, la seriedad en las poses iba más allá de una simple cuestión técnica. En el siglo XIX, la fotografía aún se percibía como un arte formal, similar al de un retrato pintado al óleo. Los retratos eran considerados ocasiones especiales, y posar con solemnidad reflejaba dignidad y seriedad. De hecho, muchos pensaban que sonreír en un retrato le quitaba formalidad y lo asociaba con la frivolidad o incluso con comportamientos poco respetables. Las fotografías post-mortem, por ejemplo, eran una práctica habitual para preservar la memoria de los seres queridos fallecidos, y se abordaban con el máximo respeto.

Otra curiosidad del por qué la gente prefería no mostrar una sonrisa amplia era la higiene dental. No podemos olvidar que en el siglo XIX la salud dental no era una prioridad, y muchas personas tenían problemas dentales visibles. No mostrar los dientes podía ser una decisión consciente para evitar revelar un estado dental no muy atractivo.

Hoy en día, es fascinante reflexionar sobre cómo la percepción de una simple sonrisa en una fotografía puede contarnos mucho sobre una época y sus costumbres. Si bien ahora las sonrisas contagiosas y espontáneas son la norma, las fotos serias de nuestros antepasados nos dejan un retrato sincero de su tiempo, ofreciéndonos una ventana única al pasado.