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Chrysalis: la nave de 58 kilómetros que podría llevar a la humanidad a Próxima Centauri

Imagina una nave espacial tan grande que podría ser considerada una ciudad flotante en el espacio. Eso es precisamente lo que propone el proyecto Chrysalis, una idea audaz que busca transportar a 2.400 personas en un viaje de 400 años hacia Próxima Centauri b, el exoplaneta más prometedor para la colonización humana fuera de nuestro sistema solar. Este concepto, surgido dentro del ‘Project Hyperion Design Competition’, reúne a ingenieros, científicos sociales y arquitectos italianos en un esfuerzo por diseñar lo que podría ser el futuro de la exploración espacial.

La nave, con una arquitectura cilíndrica y multicapa, se asemejaría a una muñeca rusa alargada, con áreas dedicadas a la producción de alimentos, conservación de bosques, y espacios comunitarios como parques, escuelas y hospitales. Todo esto, bajo la constante rotación del cilindro para generar gravedad artificial. Pero, ¿cómo sería la vida a bordo de esta gigantesca nave? La respuesta es tan fascinante como desafiante. A diferencia de lo que vemos en la ciencia ficción, no habría criogenización. En su lugar, varias generaciones nacerían y morirían durante el viaje, con un estricto control de natalidad para mantener la población dentro de los límites sostenibles.

Los trabajos más pesados estarían a cargo de robots, y la gobernanza sería una combinación entre humanos e inteligencia artificial. Además, el reciclaje y los reactores de fusión nuclear serían clave para la supervivencia de la tripulación. Antes de embarcar en este épico viaje, los primeros voluntarios pasarían 70 u 80 años en la Antártida, preparándose para las condiciones de aislamiento y confinamiento extremo que enfrentarían. Serían las generaciones siguientes las que finalmente partirían hacia Próxima Centauri b. Sin embargo, es importante mantener los pies en la tierra.

Chrysalis es, por ahora, un proyecto conceptual que enfrenta enormes desafíos éticos y tecnológicos. Desde la preparación psicológica de los tripulantes hasta el desarrollo de reactores de fusión nuclear, muchos de los elementos necesarios para hacer realidad este sueño están aún fuera de nuestro alcance. Aun así, proyectos como Chrysalis nos recuerdan la importancia de soñar en grande y prepararnos para el futuro de la exploración espacial. Quién sabe, tal vez algún día, lo que hoy parece ciencia ficción se convierta en nuestra realidad.