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BYD, el gigante eléctrico que tambaleó: ¿se acabó la era de crecimiento imparable?

BYD, la empresa china que parecía imparable en el mercado de vehículos eléctricos, ha presentado su primer tropiezo en años. Sus ganancias se desplomaron un 30% en el segundo trimestre de 2025, un golpe que ha sacudido a Wall Street y nos hace cuestionar si la era dorada de BYD ha llegado a su fin.

La caída de BYD no es casualidad; es el resultado directo de una feroz guerra de precios en el mercado chino. Las marcas locales compiten sin descanso, ofreciendo descuentos agresivos para ganar terreno. BYD reconoció abiertamente el impacto negativo de esta competencia desleal y el exceso de marketing agresivo, lo cual impactó severamente en sus resultados. El beneficio neto se redujo a 6.400 millones de yuanes (unos 890 millones de euros), una cifra muy inferior a los 9.100 millones del mismo periodo del año anterior. Este panorama preocupante se refleja también en sus indicadores financieros: un déficit de capital de trabajo creciente y un aumento de la deuda. Incluso ha tenido que disminuir la producción y frenar expansiones en sus fábricas. El objetivo de vender 5,5 millones de coches este año parece cada vez más distante, con sólo 2.49 millones de unidades vendidas a finales de julio. Analistas ya han revisado a la baja sus proyecciones.

Sin embargo, no todo son malas noticias. BYD sigue mostrando fortaleza en el mercado internacional. Sus ventas en Europa están en auge, con un crecimiento interanual del 225% en julio. Este éxito en el extranjero le ha permitido mantener un crecimiento en los ingresos, a pesar de la caída de los beneficios. Las autoridades chinas también están interviniendo para regular la situación, preocupadas por los efectos negativos de esta guerra de precios. Se han implementado medidas para sancionar las prácticas de reducción de precios excesivas y para asegurar una mejor liquidez en la industria, exigiendo que los fabricantes paguen a sus proveedores dentro de un plazo de 60 días. La experta Laura Wu señala que la caída de BYD indica que, incluso para el líder del sector, una guerra de precios no es una estrategia que garantice el éxito. A pesar del bajón, BYD se aferra a su internacionalización como una tabla de salvación para recuperarse del golpe recibido.

En resumen, el tropiezo de BYD nos deja pensando en el futuro del mercado automotriz eléctrico. Si un gigante como BYD puede ser afectado de esta manera, ¿qué nos depara el futuro? La lección es clara: la innovación y la adaptación son claves para sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo, y el éxito no está garantizado, incluso para los líderes indiscutibles.