La tecnología ha logrado grandes avances en los últimos años y, con ellos, vienen nuevos desafíos y dilemas éticos. Uno de los temas más candentes es el uso de deepfakes, especialmente cuando afectan la identidad de figuras públicas. Recientemente, Bryan Cranston, reconocido por su papel en ‘Breaking Bad’, ha manifestado su inconformidad con la proliferación de videos falsos que utilizan su imagen sin consentimiento. OpenAI ha respondido con compromisos firmes para abordar este problema.
OpenAI, conocida por sus desarrollos revolucionarios en inteligencia artificial, decidió limitar las capacidades de creación de deepfakes en su producto Sora 2. Esto sigue a una avalancha de videos falsos de celebridades que inundaron las redes sociales, originando críticas severas de figuras del entretenimiento. Cranston, acompañado de otros actores, expresó su molestia ante la falta de control que sugiere esta tecnología. Para dar una respuesta contundente, OpenAI ha decidido trabajar en nuevas protecciones dentro de Sora 2, colaborando incluso con sindicatos y asociaciones de Hollywood para resguardar la voz y la apariencia de los artistas de apropiaciones indebidas.
El presidente de SAG-AFTRA, Sean Astin, elogió las nuevas medidas de OpenAI, destacando la importancia de que los artistas tengan el poder de decisión sobre el uso de su imagen. Además, la empresa ha introducido un esquema de suscripción para permitir esta elección consciente. Aunque estas ideas han sido bien recibidas, el camino hacia la implementación efectiva ha sido accidentado. Las redes han visto casos emblemáticos, como videos que falsamente representan a personajes históricos en situaciones absurdas, lo que subraya la potencia y el peligro de esta tecnología.
Finalmente, OpenAI reiteró su compromiso con la protección de los derechos de autor y la privacidad de los artistas. Su CEO, Sam Altman, subrayó que su empresa fue pionera en apoyar legislaciones que buscan regular esta tecnología de manera justa. Sora 2, aunque primero lanzada en Estados Unidos y Canadá, cuenta con un lanzamiento moderado para evitar problemas legales en otros países con regulaciones más estrictas sobre la propiedad intelectual.
Es crucial reflexionar sobre cómo avances tecnológicos transforman la forma en que interactuamos y protegemos nuestras identidades digitales. Si bien la inteligencia artificial presenta oportunidades increíbles, también plantea preguntas sobre la ética y el control. Las acciones de OpenAI reflejan un primer paso importante hacia garantizar un uso más responsable de estas tecnologías. Esperemos que más empresas sigan este ejemplo y trabajen para proteger no solo la creatividad de los artistas, sino también nuestra confianza en el contenido que consumimos a diario.

