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El reto del turismo masivo: un examen del viajero contemporáneo

El turismo masivo ha transformado nuestro mundo de maneras que a menudo pasamos por alto. Con más de 1,500 millones de personas desplazándose anualmente por el planeta, el sector turístico se ha convertido no solo en una de las industrias más grandes, sino también en una de las más problemáticas. Andy Robinson, en su libro ‘Turismo de terror, diez antiviajes en América’, nos lleva a examinar de manera crítica este fenómeno.

Imaginemos por un momento la cara oculta de esos destinos de ensueño que vemos en Instagram. Detrás de los hoteles de lujo en Cancún, edificados sobre bases de explotación laboral, o las comunidades desplazadas en lugares como Cartagena de Indias y Bariloche, se esconde una maquinaria industrial con profundos impactos sociales y económicos. Robinson nos invita a mirar más allá de la postal perfecta y ver cómo el turismo masivo, bajo el dominio de grandes monopolios, puede llevar a las ciudades al colapso de su éxito, erosionando la identidad y autenticidad de los lugares que tanto hemos idealizado.

Desde esta perspectiva, los aeropuertos, por ejemplo, son vistos como microcosmos de la globalización, manifestando todo lo malo del consumismo moderno. Este entorno homogéneo, caracterizado por medidas de seguridad casi militares y centros comerciales impersonales, refleja no solo nuestra forma de viajar, sino también el efecto de la globalización en nuestras vidas cotidianas. La experiencia turística ha colonizado incluso nuestras ciudades de residencia, transformando barrios enteros en zonas de paso efímero donde la estabilidad y la comunidad se sienten cada vez más distantes.

Frente a este panorama, la pregunta que Robinson nos plantea es contundente: ¿podemos ser viajeros más conscientes? Aunque no ofrece respuestas sencillas, señala hacia un cambio de mentalidad: ser críticos, incluso activistas, en nuestra forma de viajar. Al ser testigos y partícipes, exige a los turistas ser más sensibles a los problemas que causan en las comunidades receptoras. El futuro del turismo, sugiere Robinson, no está en dejar de explorar nuevos destinos, sino en encontrar maneras más respetuosas y conscientes de movernos por el mundo.