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De Freax a Linux: La increíble historia del sistema operativo que nació mientras alguien dormía

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Seguro que usas Linux a diario, o conoces a alguien que lo hace. ¡Pues su inicio fue todo menos un evento planeado con meses de anticipación! Esta es la historia de cómo un proyecto ‘afición’ se convirtió en uno de los sistemas operativos más importantes del mundo, una historia llena de errores tipográficos, noches de programación y hasta una instalación a traición mientras el dueño de la computadora dormía la siesta.

Todo empezó en la Universidad de Helsinki, donde Linus Torvalds y Lars Wirzenius, dos estudiantes de computación, descubrieron el fascinante mundo de Usenet gracias a un error al teclear un comando Unix. Esta experiencia, junto con la exploración de sistemas operativos como MINIX y el uso de un PC con un modesto procesador 386, 4 MB de RAM y un disco duro, sentó las bases para la creación de Linux. Linus, después de perfeccionar sus habilidades con la programación en ensamblador e incluso viciarse con Prince of Persia, empezó a desarrollar su propio kernel, un programa pequeñito que permitía hacer ‘multitarea’. Y sí, esa pequeña creación, inicialmente llamada Freax (por ‘freak’, ‘raro’ en inglés), fue el embrión de lo que hoy conocemos como Linux. Lars participó en partes importantes, como el desarrollo de la función ‘sprintf()’, código que todavía sigue presente en el kernel de Linux actual, una verdadera cápsula del tiempo digital.

La historia de Linux está llena de anécdotas: el primer intento de ‘llamada telefónica’ al módem usando el disco duro, la instalación a escondidas en la computadora de Lars mientras éste dormía, el cambio de licencia para volverse software libre, y la famosa discusión entre Linus Torvalds y Andrew S. Tanenbaum sobre diseño de sistemas operativos. Desde su lanzamiento en 1991, con el cambio de nombre a Linux (gracias a Ari Lemmke), hasta la versión 1.0 en 1994, Linux pasó por varios tropiezos, y también por momentos de gloria: el puerto de X11 que trajo las gráficas, la aparición de las primeras distribuciones, y momentos de pánico, como cuando se cayó toda la red de la universidad por un bug en el código de red de Linux. Hoy en día, se calcula que Linux funciona en miles de millones de dispositivos en todo el mundo, una aventura iniciada por dos estudiantes en una computadora modesta, que se convirtió en una revolución.

La historia de Linux nos recuerda que la innovación a veces surge de un simple error, de un proyecto personal y la colaboración. Es una prueba de que la perseverancia y un toque de suerte pueden llevar una idea a alcanzar una escala inimaginable, cambiando el curso de la historia de la tecnología. Quién sabe qué otras sorpresas nos depara el futuro, ¿verdad?