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China sorprende con cinco rompehielos en el Ártico, desafiando a Rusia y EE. UU.

En un movimiento que ha sacudido los cimientos de la geopolítica ártica, China ha desplegado cinco rompehielos en aguas internacionales frente a Alaska, marcando un hito en su creciente presencia en la región. Este despliegue no solo duplica la capacidad operativa de la Guardia Costera de EE. UU. en el Ártico, sino que también subraya las ambiciones globales de Pekín en un área tradicionalmente dominada por potencias árticas como Rusia y Estados Unidos.

La operación, conocida como ‘Frontier Sentinel’, ha visto a buques de investigación chinos como el Xue Long 2 ser interceptados o sobrevolados por fuerzas estadounidenses, en un claro mensaje de vigilancia y soberanía. Este evento es parte de una tendencia de tres años de aumento de la actividad china en el Ártico, facilitada por el deshielo que abre nuevas rutas comerciales como la ‘Ruta del Norte’, clave en la estrategia de la ‘Ruta de la Seda Polar’ de China. La brecha en capacidades árticas entre las potencias es evidente: mientras Rusia cuenta con decenas de rompehielos y China avanza rápidamente en su flota, EE. UU. apenas dispone de dos unidades aptas para la región, destacando la urgencia de modernizar su flota para no quedarse atrás en esta carrera estratégica.

El gobierno de Trump ha asignado miles de millones de dólares para la construcción de nuevos rompehielos y ha impulsado acuerdos internacionales para fortalecer la presencia estadounidense en el Ártico. Sin embargo, con los programas de construcción enfrentando retrasos significativos, la ventaja de China y Rusia en la región podría consolidarse en los próximos años. Este despliegue chino no solo refleja su interés en los recursos naturales y rutas comerciales del Ártico, sino que también representa un desafío directo al orden geopolítico establecido, obligando a las potencias tradicionales a reevaluar sus estrategias en el extremo norte.

El Ártico se ha convertido en un tablero de ajedrez global, donde el control de sus recursos y rutas marítimas podría definir el equilibrio de poder en las próximas décadas. La pregunta ahora es cómo responderán Rusia y EE. UU. a este audaz movimiento de China, en una región donde el deshielo está revelando no solo nuevas oportunidades, sino también tensiones inéditas entre las grandes potencias.